El arte de la negociación política.


Toda persona que se dedica a la política debe llevar en su ADN el arte de la negociación, el instinto para desarrollar esta actividad independientemente si lo haya desarrollado o no tiene que correr por sus venas pues la política se dice que es el arte de los consensos y en los consensos a pesar de que se diga lo contrario o que es un ganar-ganar; siempre uno va a perder.

El arte de negociar se nota desde que jóvenes los políticos comienzan a hacer política, prueba fehaciente cuando se ponen de acuerdo para conocer y acordar quien ostentará alguna representación juvenil.

Ante este escenario, la preparación de los jóvenes políticos en temas tan trascendentales para su actividad como es la negociación entre las partes debe ser vital, como si fuese libro de cabecera para enfrentarse al debate y poder sacar partida de ello pero sobre todo; no estancar un tema derivado a una mala negociación.

Ahora bien, conducir una negociación derivado de posiciones partidistas es todo un método que requiere muchas habilidades de cabildeo, los grandes males de Sinaloa e incluso en el país es por la nula capacidad de la clase política para ponerse de acuerdo, para ceder, para acordar en temas que no son unipersonales, sino de importancia colectiva.

Aferrarse a no querer perder, frustra el tema en cuestión, lleva a un camino donde no hay beneficio para ninguna de las partes.

Más importante aún cuando se es oposición, pues esta coyuntura muchas veces entorpece cualquier tipo de negociación si se adopta la postura de una oposición intransigente, cerrada, golpeadora, obtusa que no vea más allá que estar en contra de los otros. En la negociación política ser oposición es ser sumamente inteligente para tener cartas en la manga que puedas canjear con tus adversarios políticos cuando se te presente la oportunidad. 

La negociación política pone a juego todas las capacidades humanas; emocionales, sentimentales, psicológicas. Reta a quien se enfrenta a la contraparte a ser más maduro emocionalmente, generar conexión, empatía, confianza en el otro aún a pesar de que en el encuentro ambas partes sepan que van dispuestos a sacar el mayor beneficio uno del otro, el clima mesurado y relajado es indispensable para un buen cabildeo.

Llegar a una negociación con un resultado especifico y pretender salir con ese único resultado también es nocivo para un político. Pues los resultados de toda negociación son producto de lo que en la mesa se resuelva, la flexibilidad para tomar decisiones en ese momento es lo que deriva en mejores bonos.

Conocer al adversario, como habla, sus vicios, sus gustos, sus aspiraciones personales más allá de lo que esté en juego en la negociación, es decir; centrarse en darle beneficio a la persona además de lo que demande es parte fundamental para tener buenos resultados.

Con ello, obtener éste resultado sin pedirlo expresamente es la joya de la corona. Cosa que solo se logra por supuesto solo si se domina el arte de la negociación política.

Nos vemos en la próxima.

Twitter: @MiguelVicenteR

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