CUANDO EL MUNDO ESTABA EN GUERRA, NOSOTROS SEGUÍAMOS BAILANDO


CUANDO EL MUNDO ESTABA EN GUERRA, NOSOTROS SEGUÍAMOS BAILANDO.
Por Miguel Vicente

El título de esta columna, obedece a una obra de la artista sinaloense Krishna Valdez, en ella refleja la indiferencia de la cual somos parte ante hechos trágicos, de cómo somos producto de una sociedad que refleja síntomas de ceguera social, apáticos cuando no trastoque nuestros intereses personales.

A través de esta obra, Krishna nos habla sobre los detonantes que surgieron en su vida para a través del arte expresar sus sentimientos, una especie de estoicismo del que carecemos muchas, muchas personas en el mundo.

En la actualidad, mueren cientos de personas, la gente pierde sus empleos, hay indigentes en las calles, pobres en las ciudades y nuestra indiferencia hacia ellos, hace que el problema sea por demás minimizado, no nos importan y prueba fehaciente es la alarmante cantidad de suicidios en distintas partes.

Con los recién acontecimientos sucedidos en Culiacán, por demás está mencionar que por años hemos compartido el adagio sociocultural hacia los extranjeros y amigos cuando nos preguntan por la violencia en sus calles. Al unísono repetimos que si no tenemos problemas, no nos ocurrirá nada.

Esta respuesta social frente a una verdad que a todas luces queremos ocultar, ha hecho que no nos escandalicemos por las notas rojas que nos dan los buenos días, por las noticias alarmantes en algunas ciudades del país, por la guerra de odio que existe entre unos y los otros, mientras nosotros solo seguimos bailando.

Bailamos para hacer como que no vemos, para protegernos y proteger a nuestros seres queridos, para inmunizar los hechos, para omitir los riesgos a los que estamos expuestos y las realidades de la vida común, ponemos distancia, miramos hacia otro lado y nos des-civilizamos.

Krishna, nos advierte que solo vamos a dejar de ser ajenos al tema cuando se trate de nosotros, cuando ya no valga y se encuentre obsoleto el dicho popular que solo les toca a los que andan enredados.

Realidad que viven muchos grupos que criticamos, que no les entendemos, que apuntamos con todo el peso de nuestra indiferencia política. No nos humanizamos con las familias, no nos escandalizamos con los cuerpos inertes en las calles, es más, ni siquiera los feminicidios nos alarman.

Una tarea titánica para todos los gobiernos donde buscar culpables nunca será la respuesta, el debate ya se encuentra tan estéril que solo nos distancia unos de otros y no nos ayuda a buscar una solución.

Intolerantes, apáticos, indiferentes siempre y cuando no nos toque nuestros intereses. Tal vez como diría Krishna, tal vez cuando nos toque, tal vez cuando los minutos de silencio sean en nuestra casa y no en la de enseguida, tal vez cuando encontremos un detonante para ser recíprocos, tal vez entonces nos vamos a dar cuenta que existe una guerra de odio en el mundo, y tal vez en ese momento ya no vamos a seguir bailando.

Nos vemos en la próxima.

Twitter @MiguelVicenteR

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