No son los partidos, son los políticos como Andrés Manuel



Toda persona que milita en un partido político, ha sido alguna vez en su vida criticada, señalada y hasta ofendida por portar los colores de su militancia.

Adjetivos como mocho, conservador, asesino, corrupto o ratero es el pan de cada día para quien decide hacer política desde un partido e incluso, desde la trinchera ciudadana.

La lucha entre quien tiene el poder y la oposición ha expulsado hacia lo sociedad comentarios que solo alimentan el ideario público con afirmaciones erróneas y desafortunadas.

En el afán de denigrar a los adversarios, los partidarios de un color señalan tajante mente a los de otro partido como si todos fueran iguales. Hasta el Presidente de la República no lo ha podido comprender etiquetando de fifís, de conservadores, de mafia del poder a todo aquel grupo que se atreva a pensar diferente a su lógica.

El Presidente no entiende lo mal que se ve fomentando la división, y aunque lo haga no va cambiar esta realidad, que ya es muy visible.

Es el Primer Presidente del nuevo siglo que le declara la guerra a la sociedad, a la prensa, a los grupos empresariales y a los asociaciones civiles cuando debería estar declarándoles la guerra a los grupos delictivos.

Andrés Manuel no solo abandera la división, sino que en su intento de llegar a un puesto tan anhelado como es La Presidencia de México, inicio, fomentó y sigue cultivando un legado de odio entre unos y otros.

Con ello, presiona a quien milita con él y su partido a defenderlo incluso aunque no tenga la razón.

Caso curioso, lo mismo que el PRI cuando activaba a su militancia para respaldar a sus candidatos y gobernantes, incluso cuando tampoco tenían la razón.

Este es el verdadero motivo del porqué odiamos a los partidos y no a quien toma malas decisiones, que son las personas que militan o gobiernan emanadas de un color partidario.

En morena, por ejemplo: Sabemos que existe gente valiosa, capaz e inteligente que no tiene la culpa de los errores de algunos Alcaldes, Diputados o el mismo Presidente. Y que están ahí, haciendo política desde un partido donde se identifican moralmente y que aspiran algún día a llegar a una posición de poder y hacer las cosas bien, mejor que sus antecesores.

En el PRI, sucede exactamente lo mismo, y en el PAN y el PRD y todos los demás.

Los tiempos actuales, nos obligan a reformar el poder, a entender que por unos las llevan todos, a que es sano que se purifiquen las filas de los partidos de la gente que se ha enriquecido con ellos, que ha mentido, que ha buscado solo su conveniencia.

Morena está dando en algunos casos el ejemplo de que se puede, ya expulsó a un Diputado Homofóbico y ayer quitó el fuero a un Diputado que asesinó a una persona durante un choque.

Ese camino es el correcto para que los otros partidos se atrevan, que no le teman a lo que una persona representa para señalarle, pedirle cuentas y expulsarle del partido si así lo amerita.

No seamos como Andrés Manuel, no señalemos a un partido o a un grupo, hagamos responsables a los políticos por sus acciones y oxigenemos las siglas que nos impulsan hacer política, política de verdad.

Si no queremos que nos juzguen por la historia de los demás, atrevámonos a limpiar la casa. "Tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata"

La política está cambiando, la manera de hacer política, también debe de cambiar.


Nos vemos en la próxima.

Twitter: @MiguelVicenteR



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