Storytelling y Política

Storytelling y Política




¿Has escuchado hablar del Storytelling?

Desde el año 2013, se introdujo a la comunicación este nuevo término, un tipo llamado Henry Jenkins lo usó por primera vez para referirse a la nueva narrativa del mundo que se daba paso con el uso de la tecnología.

La política, no ha sido ajena a este cambio, menos cuándo se requiere de todo tipo de herramientas para cautivar al receptor y hacerle llegar un mensaje o una propuesta.

Esta especialidad, ha sido una herramienta de comunicación exitosa en campos como la educación, el marketing comercial y los deportes. El uso correcto del Storytelling ha logrado atrapar a quien recibe el mensaje no solo entendiendo lo que le quieren comunicar, sino haciéndolo partícipe de esa noticia que está aconteciendo.

En Sinaloa, algunos políticos han querido emprender en esta mecánica discursiva, sin embargo terminan contando cuentos alejados de lo que realmente quieren transmitir o peor aún, alejado de lo que el gobernado quiere escuchar.

Contar historias, es crear Storytelling. No obstante debes conocer ¿qué historia quieren escuchar quienes reciben el mensaje? La conjugación de la narrativa digital con un tema que no tiene nada que ver con la vocación de un político, llega a correr el riesgo de hacer caer en el absurdo y pasar un ridículo ante quienes te escuchan o leen.

La Literatura Digital, también incluye su propio vocabulario, crea su estilo de comunicar, su stock de palabras a modo y obligatorias para encajar en el mensaje, pero sin demeritar la narrativa tradicional a la que mucha gente sobre todo la de mayor edad está acostumbrada para no perder la atención de ellos, ni la de jóvenes lectores.

El éxito del mensaje político en el Storytelling, radica en que las cualidades tradicionales y digitales se complementen mutuamente para que, al igual que los mensajes llenos literatura pura y dura, nos puedan acercar a lo que el político quiera transmitir.  

Un buen Storytelling tiene que primero reconocer la realidad colectiva, sea verdadera o falsa pero partir de ahí, debe estar conectada a transmitir hechos plausibles, deben ser coherente, tener uno o varios conflictos y uno o varios personajes enfrentados. Una buena narrativa digital, incluso un simple tuit exige una dosis de suspenso y un final aclaratorio que deje con ganas de más y abra las puertas a nuevos episodios.

Que el receptor del mensaje político sienta que le estás contando una historia creíble, o mejor aún, que él es parte de esa historia.




¡Nos vemos en la próxima!

Twitter: @MiguelVicenteR

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Game of Thrones of the PRI

La elección de los jóvenes en Sinaloa; el efecto Quirino.

Crisis existenciales en los Órganos Internos de Control Municipales