El EGO lo complica todo en la política.




Pareciera que las oficinas presidenciales tienen algo, algo que te convierte en otra persona.

El Ego en la política es un enemigo sigiloso, invisible para quien lo porta, pero evidente para quien lo padece.

Pocos conceptos resultan tan complejos de definir como el ego.

Algunos clásicos como Kant y Sartre hablaron de este tema, pero quien lo definió más fue nuestro psicoanalista favorito Sigmund Freud. El decía que el Ego era un personaje que el político en cuestión sacaba a la luz para representar lo que el político quería ser.

Cuando el ego controla a un político, intenta de algún modo satisfacer todos los deseos de esta persona. Saca lo más ridículo e increíble de este ser y distorsiona el verdadero yo.

Es decir, transforma al político en una persona distinta al político que era cuando todo comenzó.

Cuando un político tiene ego, la opinión sobre si mismo es la mejor, distorsionado de lo que otros piensen por supuesto. El verdadero político desaparece y uno nuevo lleno de poder efímero surge para complicarlo todo.

Las personas con ego. Viven engañadas y obligan a su pequeño y reducido grupo político a que alimenten este engaño.

El ego, hace del político una persona que le gustaría ser, pero que no es en realidad. 

Crees que eres joven.
Crees que eres un crack en las redes sociales
Crees que la gente te quiere escuchar
Crees que todo es fácil
Crees que todo mundo debe respetarte
Crees que tienes buena apariencia

Crees muchas cosas que no son, que solo el anillo cercano del político permite porque es beneficiado de algún modo por la posición que ese político que en ese momento ocupa.

El Ego es una mascara social, un papel que nos aleja cada vez más de las cosas esenciales de la vida, se retro alimenta con halagos, con aprobación de los demás, con likes en instagram y comentarios en facebook. 

Crea una versión del político que a comentarios de personas con este síntoma es difícil renunciar, puesto que no puedes dar marcha atrás, no puedes renunciar a lo que le hiciste creer a todo el mundo que ya eras. 

Cuando es insostenible y no se alimenta el Ego, el político se siente mal, siente que todo mundo lo ha traicionado y que solo se acercaron a el por lo que podía proveerles.

Y tiene razón, ese es el precio por el placer y reconocimiento momentáneo.

Rabia, pena, miedo, timidez, alejamiento y un cumulo de emociones atrapa al político y lo convierte en un ser inseguro. 

A pesar de todo, el ego nos atrapa a todos en la vida, vive con nosotros y solo cambia de político en político. Es el virus que viene acompañado de los grandes puestos directivos, de las candidaturas, de las diputaciones, presidencias y gubernaturas. 

Por eso es tan importante reconocerlo, que tu circulo de confianza sea de personas que te valoran por lo que eres, no por lo que tienes.

Es importante también, no dejar que te domine tu ego, y que el ego no domine tu vida. Porque sino seras cómo una persona que se mueve al son de las opiniones de los demás.

¿Te ha pasado?

Nos vemos en la próxima


Twitter: @MiguelVicenteR

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