El EGO lo complica todo en la política.
Pareciera que las oficinas presidenciales tienen algo, algo que te convierte en otra persona. El Ego en la política es un enemigo sigiloso, invisible para quien lo porta, pero evidente para quien lo padece. Pocos conceptos resultan tan complejos de definir como el ego. Algunos clásicos como Kant y Sartre hablaron de este tema, pero quien lo definió más fue nuestro psicoanalista favorito Sigmund Freud. El decía que el Ego era un personaje que el político en cuestión sacaba a la luz para representar lo que el político quería ser. Cuando el ego controla a un político, intenta de algún modo satisfacer todos los deseos de esta persona. Saca lo más ridículo e increíble de este ser y distorsiona el verdadero yo. Es decir, transforma al político en una persona distinta al político que era cuando todo comenzó. Cuando un político tiene ego, la opinión sobre si mismo es la mejor, distorsionado de lo que otros piensen por supuesto. El verdadero político desaparece y uno nuevo ll...