Negacionismo.



En el comportamiento humano, el negacionismo es exhibido por personas que eligen negar una realidad evidente para evadir una verdad incómoda; se describe como "el rechazo a aceptar una realidad empíricamente verificable". Es en esencia un acto irracional que retiene la validación de una evidencia ya sea por omisión, o por conveniencia.​

Michael Specter, investigador de este tema, aborda este fenómeno social como un concepto de negacionismo grupal, señala que es cuando un segmento de la sociedad, a menudo luchando con el trauma del cambio, “da la espalda a la realidad en favor de una mentira más confortable". Esto sucede por ejemplo en los temas como el Aborto, la legalización de las drogas o los derechos LGTBIIIQ, que aún siendo temas mundialmente reconocidos, seguimos legislando y juzgando a priori. 



Para la ciencia -ojo, la ciencia- el negacionismo ha sido definido como el rechazo de conceptos básicos, aceptados y fuertemente apoyados por la evidencia que forman parte del consenso científico en alguna área. El negacionismo se ha consolidado de variadas formas para rechazar una arrolladora evidencia.

Vaya, el negacionismo es: negar lo que a toda luz científica, es comprobable y  evidente.



Un problema mayúsculo es, que desde hace algunos años el negacionismo ha formado parte de las estrategias políticas para ganar votos y por supuesto  que ha funcionado, sobre todo los que obedecen a movimientos populistas.



Los movimientos populistas han sabido servirse de las teorías negacionistas. Poner en cuestión temas tan absurdos por ejemplo:


  • Negar la existencia del cambio climático: Trump
  • Decir que las vacunas no sirven para nada: Bolsonero
  • Señalar que extraer petroleo no es tan difícil: "solo se hace un hoyito, se mete el popote y sale": López Obrador


Estas expresiones les han ayudado a muchos candidatos en el mundo desde lo local a lo nacional,  a ganarse sus corazones —y los votos en urna por supuesto— de miles de personas.



Que las teorías conspiranoicas se conviertan en asuntos de debate político no es casual: el populismo y el negacionismo están cada vez más relacionados. Por ejemplo;  hasta 2012 Brasil era el país del mundo menos escéptico con el cambio climático; hasta hace días un candidato claramente negacionista - hoy Presidente Electo -  se convirtió en el enemigo de los defensores del cambio climático llegando a afirmar que "en caso de existir el cambio climatico" - Vaya locura -, está relacionado con el crecimiento demográfico más que con la industria minera, la tala de arboles y el uso de combustible. . Además el Presidente Electo ha mostrado su intención de salirse del Acuerdo de París —como ya lo hizo Trump— afirmando que la protección de Amazonas es parte de un complot mundial orquestado por Naciones Unidas para terminar con la soberanía brasileña sobre el territorio. El Negacionismo, crea complots.

Brasil se suma a la larga lista de países que han visto cómo las teorías negacionistas y los vendedores de ideas penetran en la política nacional. Lo que empezó con un Trump que ponía en duda el calentamiento global o debatía tesis científicas ampliamente extendidas ha terminado por replicarse en otros Países. El negacionismo está entrando en el debate político de la mano de movimientos populistas que han encontrado en estas ideas un filón en el que pueden conseguir votantes.

En México, ya le abrimos paso a la posverdad, no hace mucho debatíamos la ridícula  idea de que en Colombia habían votado en contra del referéndum de la PAZ ¡Cómo era posible que los Colombianos estuvieran en contra de la PAZ!. También nos sorprendíamos por el Brexit ¿a quién  se le ocurre votar por salirse de la Unión Europea? .

Por lo visto este nuevo término nos señala y ayuda a visibilizar un hecho fehaciente, que hoy importa mas una creencia, un sentimiento o una emoción personal que un hecho probado, estamos dispuestos a joder a los demás a cambio de nuestro propio placer de tener la razón... 

Twitter: @MiguelVicenteR

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