¿Perder Ganando o Ganar Perdiendo?

Estamos a escasos días de concluir las elecciones en el País y en el Estado, a estas alturas; la opinión pública ya nos advirtió sobre quien realizó una mejor estrategia de campaña.

Por ejemplo, seguramente se te vendrá a la mente cuando piensas en: 

- Cuál candidato realizó mayor presencia, 

- Quién logró tener mejores propuestas, 

- Quién de la nada, posicionó su nombre o marca, 

- Quién hizo el ridículo, 

- Qué candidato o candidata nos sorprendió y, 

- Quién de plano no prendió. 

Hay una delgada línea que separa las victorias en campaña de las victorias electorales. Ganar una campaña no te garantiza un triunfo en las boletas, así como perder la campaña, no te arroja al sótano de las preferencias al momento de contabilizar los votos. 

Si bien es cierto que el día de la jornada electoral es cuando se demuestra si las campañas políticas funcionaron o no, también es un momento de suma relevancia para la vida democrática de un país, pues se observa además, si a pesar de un triunfo del marketing político, la ciudadanía toma acciones en contra de los contendientes políticos ya sea por compra de votos, violencia política, intimidación, proselitismo, evidencia de un pasado turbio u otros elementos que influyen para que una elección que se pensaba ganada se pierda.

Para las y los candidatos, estos son los caballos de troya o talón de aquiles que define su elección independientemente del resultado de la campaña.

La incongruencia entre ganar una campaña y perder una elección ha conllevado a verter diversos argumentos al respecto, como por ejemplo pensar que hubo cambios de los electores respecto a sus preferencias de último momento, que en la veda electoral se compartió información relevante a favor o en contra, el voto oculto por parte de los ciudadanos y la típica movilización clientelar de los electores.

Sin embargo, aunado a lo anterior, el error más común es la confianza que generan las encuestas, la percepción electoral o la opinión pública, pues estos factores son relevantes para el nivel de operación en el día D. Cosa que debería ser contradictoria pues el plan de campaña debe seguirse ya sea con la tendencia a favor o en contra.

Entonces ¿se puede ganar una campaña y perder una elección o viceversa?:

¡Por supuesto que sí! y para muestra tenemos 3 escenarios increíbles pero ciertos: 

Andrés Manuel López; ha ganado las dos ultimas campañas dónde ha participado, pero en las urnas ha perdido la elección.

Pedro Kumamoto; ganó una campaña inaudita y ganó la elección.

Donald Trump; perdió la campaña ante Hillary, pero ganó la elección.

Existen ejemplos en las contiendas donde el resultado es similar al de estos entonces candidatos, lo ideal es que fuésemos como Kumamoto o muchos candidatos; ganar la elección y ganar la campaña.

Perder ganando o ganar perdiendo no resulta tan extraño, puede que hayas hecho un papel importante o relevante en la contienda electoral, pero te vas a enfrentar a factores que precisan de una estrategia electorera. Podría parecer maquiavelismo pero es justo y necesario, y tampoco es algo para señalarse, sino todo lo contrario; incentivar la participación en las elecciones es una esperanza para que la democracia cobre valor, siempre y cuando se haga de la manera correcta respetando las reglas establecidas por el Poder Electoral.

En resumen, estos días serán importantes para definir y operar el Día D, ya no importa si ganaste o no la campaña política, si tus vídeos se convirtieron virales o solo tuviste algunos "me gusta", Recuerda que la elección no se gana con likes, se gana con votos; se comienza desde cero con el capital que lograste almacenar en estos días de trabajo. Olvídate si hiciste una campaña austera, si fue una campaña de redes sociales, si fue de tierra, si contrataste un drón y te editaron los vídeos una agencia de renombre. Todo es relevante pero también reversible, puedes perder ganando, o ganar perdiendo.

Muchas gracias por seguirme leyendo, nos vemos en la próxima.

Twitter: @MiguelVicenteR

Culiacán, Sinaloa 27 de Junio del 2018